
Elegí ser una MUJER MARAVILLOSA, no una Mujer Maravilla
La "Mujer Maravilla" es un símbolo de fuerza, pero también de la trampa en la que muchas caemos: la exigencia de serlo todo, todo el tiempo, sin descanso y sin quejas.
Porque no, no necesitamos ser superhéroes. Necesitamos ser humanas.
El velo de igualdad: cuando la apariencia engaña
Hoy ser abiertamente machista no está de moda. La sociedad lo señala, lo rechaza, lo desacredita, especialmente en ciertos sectores. Pero esto no significa que la igualdad sea una realidad. Lo que ha cambiado es la narrativa, no necesariamente la estructura.
Estamos ante lo que se conoce como "el velo de igualdad", una ilusión de equidad donde las mujeres hemos conseguido derechos, pero seguimos operando bajo un sistema que nos utiliza más de lo que nos emancipa.
Los hombres van dejando sus obligaciones tradicionales, pero no por ello están perdiendo su poder. Mientras tanto, nosotras seguimos atrapadas en la trampa de la doble jornada, la sobreexigencia y la carga mental.
La carga mental: el trabajo invisible que nos agota
La "carga mental" no es un concepto abstracto. Es la razón por la que muchas mujeres no pueden dormir bien, viven con ansiedad o sienten que están siempre en deuda con alguien. Es la suma de todas las decisiones, gestiones y preocupaciones invisibles que asumimos a diario.
Datos que lo demuestran:
- Según un estudio realizado por BBVA en 2021, si se contabilizará el impacto económico de las atenciones familiares, representaría el 53% del PIB.
- La investigadora María Ángeles Durán calculó que, por cada 100 horas de empleo remunerado, se necesitan 127 horas de trabajo no remunerado para sostener el bienestar, de las cuales el 83% recae en mujeres.
- En Estados Unidos, un análisis de altos cargos reveló que mientras 2/3 de los hombres casados en posiciones de liderazgo tienen hijos, solo 1/3 de las mujeres casadas en estos mismos puestos los tienen.
La pregunta no es conciliación. La pregunta es corresponsabilidad.
El mito de la Mujer Maravilla: la trampa del "puedo sola"
Nos vendieron la idea de que ser poderosas significa no necesitar a nadie, ser independientes a cualquier costo, cargar con todo y sonreír mientras lo hacemos.
Y así nos tragamos la trampa del "puedo sola".
La realidad es que el "puedo sola" ya nos trajo demasiados problemas: agotamiento extremo, culpa crónica, burnout disfrazado de productividad, y una sensación constante de insuficiencia. No es que no podamos, es que no deberíamos tener que hacerlo solas.
Si queremos que las cosas cambien, necesitamos un nuevo modelo de éxito que no nos deje exhaustas.
- La mejor decisión no siempre es la más popular.
- Salir del molde puede significar romper con la narrativa de sacrificio.
- No busques perfección, busca progreso.
- Por los sueños se suspira, por las metas se trabaja.
La crisis de los cuidados: el gigante escondido
A medida que la población envejece, las redes afectivas y familiares se reducen, la crisis de los cuidados se hace insostenible. No solo porque las mujeres seguimos sosteniendo la mayor parte de la carga, sino porque el sistema no está preparado para asumir lo que nosotras hacemos sin paga y sin reconocimiento.
La solución no pasa por adaptarnos más al modelo actual. Pasa por cambiarlo.
Necesitamos una revolución que ponga la sostenibilidad de la vida en el centro, no en los márgenes del sistema. Porque si el modelo solo funciona exprimiéndonos, el modelo no sirve.
Y el cambio empieza cuando dejamos de pedir permiso y empezamos a exigir derechos.
Conclusión: el derecho al descanso y a las pantuflas
Ser una mujer maravillosa no significa ser una superheroína. No significa poder con todo, todo el tiempo, sin descanso ni quejas.
La revolución también pasa por reclamar el derecho al reposo de la guerrera. Porque estar cansada no es fracasar. Porque las batallas también se ganan cuando sabemos cuándo quitarnos la capa y ponernos las pantuflas.
No estamos aquí para sostener el mundo a costa nuestra. Estamos aquí para vivir, para elegir, para compartir la carga y para exigir que el futuro sea de todas y para todas.
Y no, no necesito ser una Mujer Maravilla para ser MARAVILLOSA.
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