
¿Qué palabras elegiste para ti hoy? Háblate bonito, porque tus pensamientos y palabras no solo influyen en cómo te relacionas con los demás, sino también en cómo te relacionas contigo mismo. Donde sea que la vida te plantee, recuerda florecer, incluso en los terrenos más difíciles.
Las palabras tienen un poder que a veces subestimamos. No son sólo sonidos o letras que se combinan; son vibraciones, intenciones, y energía que impactan profundamente nuestro entorno y nuestra mente. Pero ¿alguna vez te has detenido a pensar en cómo las palabras que te dices a ti mismo afectan tu bienestar?
Para entender el impacto de las palabras, es interesante revisar el trabajo de Masaru Emoto, un investigador japonés que dedicó su vida a explorar cómo las palabras, las emociones y las vibraciones afectan el agua.
Según Emoto, cuando el agua era expuesta a palabras o emociones positivas, como "amor", "gratitud" o "alegría", las moléculas de agua formaban hermosos cristales simétricos al congelarse. Por el contrario, al ser expuesta a palabras negativas, como "odio" o "envidia", los patrones de los cristales se volvían caóticos y desordenados.
Este descubrimiento llevó a una reflexión profunda: si el agua reacciona de esta manera a las palabras y vibraciones, ¿qué sucede con nosotros, que somos en su mayoría agua? Nuestro cuerpo está compuesto por aproximadamente un 70% de agua, lo que nos convierte, en esencia, en receptores de las palabras y emociones que emitimos y absorbemos a diario.
La importancia del diálogo interno
El diálogo interno, esa conversación constante que tienes contigo mismo, es una herramienta poderosa. Si las palabras que usas son críticas, desalentadoras o tóxicas, estás sembrando semillas que afectan no sólo tu estado emocional, sino también tu salud física y mental. En cambio, si eliges palabras amables, de apoyo y de amor, estás cultivando un ambiente interno fértil para el crecimiento y el bienestar.
Piensa en cómo reaccionarías ante un error. ¿Te dicen cosas como "Soy el peor" o "Nunca hago nada bien"? Ahora, imagina que en lugar de eso eliges decir: "Esto es un proceso" o "Todos cometemos errores, esto me ayudará a crecer". La diferencia en el impacto emocional es enorme.
Es fácil caer en la rutina de cuidar de los demás y olvidar que tú también necesitas atención y amor. A veces, alguien tiene que cuidar de ti, y muchas veces ese alguien eres tú. No esperes a que otros reconozcan tu valor o te brinden palabras de ánimo. Hazlo tú mismo y si te cuesta trabajo te dejo tres tips para lograrlo:
1.-Sé consciente de tu lenguaje interno:
Escucha cómo te hablas cuando cometes errores o enfrentas desafíos. Si lo que te dices es duro o crítico, ¡haz una pausa! Reemplaza esas palabras con algo más amable y compasivo. Por ejemplo, cambia “Soy un desastre” por “Estoy aprendiendo y mejorando cada día”.
2.-Usa afirmaciones positivas:
Hablarte bonito es entrenar a tu mente a reconocer tu valor. Puedes usar afirmaciones como “Soy suficiente tal como soy” o “Tengo el poder de transformar mi vida”. Estas frases pueden parecer simples, pero tienen un impacto profundo cuando se repiten con amor.
3.-Practica la autocompasión:
Trata de hablarte como lo harías con un amigo cercano. Cuando te enfrentes a un reto o a un momento difícil, en vez de juzgarte, sé amable y comprensivo. Usa frases como “Está bien cometer errores, la próxima lo haré mejor” o “Es natural sentirse así, soy humano”. No esperes a que otros reconozcan tu valor o te brinden palabras de ánimo. Hazlo tú mismo.
Recuerda
Tu relación contigo mismo es la más importante que tendrás en la vida. El cuidado que te das, las palabras que eliges y la energía que generas son la base de tu bienestar. Cada día es una oportunidad para sembrar algo positivo en tu vida. Hablarte bonito no solo cambiará cómo te sientes, sino cómo te relacionas con el mundo.
Eres agua, eres luz y eres fuerza. Háblate con amor y cuidado, porque lo que te dices a ti mismo se convierte en la realidad que habitas.
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